6 de febrero de 2011

Túnez: Como una revolución de Victor Hugo y una lección para el Mundo entero.

Barricadas de manifestantes dispersadas en Túnez.Imagen obtenida de wikimedia commons 
Un joven se suicida inmolandose en protesta contra el gobierno tunecino, después de que su puesto callejero de verduras, única fuente de sustento al no poder encontrar oportunidades laborales con su título universitario, fuera decomisado por la policía. 

La sociedad tunecina, conmocionada, comienza la revolución Jazmín, que aunque comenzó como protestas contra el desempleo y la escasez de alimentos, pronto se transforma en una exigencia por el fin de la dictadura en Túnez. 

Podría parecer salido de una novela de Victor Hugo, pero es el norte de África en pleno el siglo XXI. Ante una situación dramática comienza una revolución. Después de semanas de protestas, Ben Ali, mandatario de Túnez por 23 años ininterrumpidos, huye del país con su esposa, quien en su partida se lleva toneladas de lingotes de oro a Arabia Saudita1, los que, probablemente, difícilmente volverán a las reservas nacionales  después de mucho tiempo. 

Protestas masivas, y un pequeño 
homenaje a Mohamed Bouazizi, 
quien se atribuye el comienzo 
de la revolución Jazmín.
Imágenes obtenidas de wikimedia commons  
Durante las protestas, y a la salida del dictador, la gente de Túnez se organizó y fue firme en su convicción. La mayoría rechaza entrañablemente al partido de la dictadura por lo que no se permitió que permaneciera ni uno sólo de sus miembros en el nuevo gobierno. 
Televisión Española transmitió imágenes de personas al romper una pancarta con la cara del dictador, que cubría la fachada completa de un edifico departamental, ante los aplausos de mujeres mayores cubiertas con el velo islámico en la calle. 
También se transmitieron imágenes del saqueo a la residencia del dictador, algo que me impresionó mucho: personas de todas edades, entre ellas un niño y su Papá, reunidas entre las ruinas de la enorme casa, para ver la opulencia en que vivía la dictadura. Analizandolo bien, es asombrosamente parecido a las circunstancias de México. 

Es asombrosa la normalización de la desigualdad social que tenemos aquí, y en muchas partes del mundo, en donde existen mansiones lujosas a pocos kilómetros de casas de adobe y lámina bajo un estatus quo sin cuestionar profundamente. 

La clase política y empresarial viven en un mundo completamente distante a sus gobernados. Y como dice mi hermano, hoy en día con la globalización Túnez es nuestro vecino próximo, y de no hacer algo ante la situación su revolución se puede transformar en la nuestra. 

Referencias: 

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