Viernes 21 de enero -- Voy saliendo del metro Centro Médico, ya se me hizo tardísimo y todavía tengo que transbordar para otras 2 estaciones, voy caminando por un pasillo de la estación y veo que un chavo alto, de unos veintitantos años y audífonos negros, le suelta un golpe en la cara a un hombre de unos cuarenta años más bajo que él.
El hombre se abalanza hacia atrás para evitar caerse por el golpe, cuando recobra el equilibrio persigue al chavo que ya va más adelante que él. Un señor que pasa junto a mi ve que esta a punto de empezar una pelea y se hace a un lado del camino rápidamente.
Yo veo a los dos forcejearse de la ropa y el chavo ya le había dado dos puñetazos en la cara al señor cuando alcancé a llegar y separarlos, lo único que se me ocurre hacer es levantar los brazos y gritar "calma, calma, calma". Otro chavo llega tras de mi y detiene al señor, yo al chavo. Cada quien sigue su camino.
Martes 1 de Febrero -- El metro se tardó mucho, se detuvo el flujo de la línea y la estación de Centro Médico se empieza a llenar; cuando por fin llega el tren, está lleno. A pesar de estar abarrotado noto que todos dejan espacio cerca de la puerta: hay un indigente parado junto a ella y al parecer nadie quiere estar tan cerca de él.
Yo me subo y me paro junto a él, lo miro, es un hombre joven de entre veinte a treinta y tantos años, de ascendencia europea, con barba, pelo largo lacio, muy sucio, con ropa rasgada, algunas bolsas y una mirada que parece ser consecuente con su entorno, no hostil ni sumisa. Trato de hacerle saber que es una persona como cualquier otra con mis acciones, aunque sé que seguramente no cambiaré mucho con esto.
No me da miedo ni asco, que ingrato sería eso, yo que tengo todo y él que sufre el máximo grado de exclusión social y es mi hermano.